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ARCHIPIÉLAGO CATURLA
ortega y gasset,
«MI QUERIDO MEDITADOR»
Generación, época, estilo, crisis. Los conceptos que surgen una y otra vez en el libro nos remiten a sólidos fundamentos intelectuales de la autora, tomados, en el terreno del arte, de grandes pensadores del momento. Pero, sin duda, Ortega y Gasset fue su referencia fundamental: «Es usted mi mejor lectora», le dice el filósofo en 1920.
Sobre la base de una relación personal próxima y de mutuo aprecio, la figura del «meditador» —como ella le llama en sus cartas— representó un poderoso acicate en la vida intelectual de Caturla. Pero esta relación no fluyó en un único sentido. Si Ortega sirvió como mentor y estímulo para su amiga, la correspondencia del filósofo nos muestra a Caturla como una de sus guías fundamentales en lo relativo al mundo del arte. «Dé la llave y encienda la lucecita —le dice Ortega en otra carta, a propósito de su común interés por el arte chino—; vamos a trabajar mucho este año».
Ortega seguía el nomadismo centroeuropeo en que ella vivía con curiosidad y admiración. «Ve usted un mundo hirviente e insólito, mientras yo padezco la doble desmoralización del aburrimiento y el calor. Todo le es a usted posible: ver cuadros nuevos, asomarse a almas sugestivas y, hasta si quisiera —aludiendo a su familiaridad con Einstein—, iniciar un flirteo en cuatro dimensiones» (1921). E incluso la echa de menos: «Se ha llevado usted en su equipaje mi máquina de hacer metáforas», le dice también en 1921.
Se ha llevado usted en su equipaje mi máquina de hacer metáforas
José Ortega y Gasset