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LA HISTORIA EN ZIGZAG
DE CRETA A GAUDÍ
De tiempo en tiempo asoman en el arte las líneas serpenteantes y las formas fluidas y blandas. Expresan titubeo y oscilación, un signo propio de las épocas de espiritualidad perturbada. La melodía infinita y versátil de lo lineal atraviesa las ondulaciones de los frisos pintados de la antigua Creta, las formas llameantes del gótico final, la profusión curvilínea de los dibujos de Füssli o de William Blake y las sinuosidades del modernismo «fin de siglo». Pero fue Gaudí, con sus inestables paraboloides, quien produjo lo más equívoco que cabe imaginar en el arte de construir.
¿No será lícito suponer una íntima relación entre la inquietud de las formas y el desasosiego de los espíritus?
MARÍA LUISA CATURLA
ANTIGUA CRETA
«Si en el arte de la antigua Creta descubrimos un sorprendente parecido con las sinuosidades del Modernismo, una rara predilección por lo más lacio y blando de la naturaleza —la fauna y flora marinas—, todavía nos maravilla más averiguar que es arte de postrimerías, cuando Creta está a punto de desmoronarse y próxima ya a desaparecer de la Historia».
Palacio de Knossos. Detalle decorativo del Salón del Trono, Creta, 1450 a.C. Pintura al fresco
Creative Commons
WILLIAM BLAKE
«De cuando en cuando han asomado al arte las líneas sinuosas. Las encontramos al final de la Edad Media, y, alrededor de 1800, hay, en algunos artistas aislados: Füssli, el romántico Runge, pero, sobre todo, William Blake; algo muy parecido a las curvas imperfectas e imprecisas, al ininterrumpido lineamiento que llenó el arte del fin del siglo XIX. Estas composiciones, rigurosa y desagradablemente simétricas, interesan porque trascienden el arte y lindan con los dominios de la psiquiatría».
William Blake (1757–1827)
Piedad, ca. 1795
Impresión a color, tinta y acuarela sobre papel
© TATE Modern
PERTURBACIÓN
«También encontramos gran semejanza de ciertas obras de enfermos mentales con los dibujos de los médiums en estado de trance, como los publicados por la revista de traza surrealista Minotaure. Lo que nos sugiere una íntima y oculta afinidad entre el equilibrio del enfermo mental y el estado anímico de aquellos seres que habitan un ambiente de inseguridad espiritual. Podría, pues, suponerse que las sinuosidades sin peso y sin fuerzas son expresión de desequilibrio, sea particular o inherente a una época, y que tanto en la exaltación individual como en la general inestabilidad aparecen lineamientos continuos».
Minotaure. Revue artistique et littéraire, nº 5, 1934
SINUOSIDADES
«El Arte europeo de 1880 toma sólo las sinuosidades. No en las obras pictóricas mejores, donde siempre se procurará de alguna manera llegar a un equilibrio compensador; sino al estilo ornamental vigente, que serpentea en todas partes, en las danzas de la Loïe Fuller y en los frascos de René Lalique, sobre las tapas de los libros y en los cubiertos de comer. La línea continua modernista, que está al margen de lo arquitectónico, que no ejerce ninguna función, agrada por esa ausencia misma de sentido funcional a una sensibilidad complacida en lo evasivo».
René Lalique (1860–1945)
Vaso de las siete rosas, ca. 1921
Vidrio soplado a la cera perdida patinado
Collection Shai Bandmann et Ronald Ooi, Musée Lalique, France.
Studio Y. Langlois
BÓVEDAS DESMAYADAS
«La obra de Gaudí descubre en todas partes formas indecisas, cosecha de incertidumbres. El lineamento de su ornamentación “fin de siglo”, voluble, escurridizo, desmayado, está totalmente exento de equivalencias ópticas y hecho todo él de curvatura variable. Donde tiene plena libertad, como en el parque Güell, no existen elementos arquitectónicos de inequívoca identidad. No hay independencia en ninguno de ellos, todo parece salir de todo. No hay verticales, pues avanzando hiladas de ladrillos las convierte en escalonadas; desvirtúa las horizontales llevándoselas hacia arriba o hacia abajo, y, finalmente, cubre las torres con tejados aparasolados, cuyas puntas salientes y entrantes impiden con su zigzagueo tridimensional y soslayado la determinación y exacto deslinde entre la cubierta y el cuerpo que ampara».
Atribuido a Antoni Gaudí (1852–1926)
Vista interior de la iglesia de la Colònia Güell, ca. 1909
Mina negra y blanca y aguada sobre fotografía
© Museu Nacional d’Art de Catalunya
Todas las citas pertenecen a la obra de María Luisa Caturla Arte de épocas inciertas